La cúpula castrista pretende hacer creer que el pueblo no quiere varios partidos; que todo otro partido que no sea el PCC pondría en peligro las "conquistas" de la revolución; que ningún otro partido sería capaz de dirigir al pueblo hacia el desarrollo, hacia un futuro de bienestar y progreso, al socialismo, etc.; que se perdería la Patria, la independencia; que los sacrificios habrían sido en vano y todo tipo de amenazas, amedrentamiento e infundios.
¿Prohibe la Constitución aprobada en referendo por el pueblo cubano que haya otros partidos?
El artículo primero de la Constitución del 76, la aprobada para regir en Cuba, establece el derecho al "disfrute de la libertad política".
En ningún artículo de esta Constitución fue aprobado por el referendo, ni que sólo puede haber un único partido, ni la prohibición de poder tener más de uno.
Aunque restringiendo parcialmente la libertad expresada en el primer artículo, el quinto se refiere al Partido Comunista de Cuba (PCC). Lo define como fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado. Pero no expresa que sea ni el único que pueda existir, ni la prohibición de que haya otros partidos.
Entonces esta Constitución da derecho tanto a la existencia del PCC como de otros partidos, en cumplimiento de la libertad política aprobada en el primero de todos los artículos.
El pueblo cubano no está obligado por la Constitución que aprobó en el referendo del 76 a tener un único partido.
De hecho, como se sabe, en el PCC sólo milita una minoría de los ciudadanos cubanos. Aunque se diga engañosamente que es un partido de la mayoría, de las masas, etc. lo cierto es que la matemática refuta tales embustes, pues sus miembros no llegan a ser ni siquiera uno de cada diez cubanos.
La inmensa mayoría de los residentes en la Isla no pertenece a ningún partido y no precisamente por no quererlo, sino por creer que no tiene el derecho, al comprobar como son coaccionados, reprimidos sus conciudadanos que organizan y militan en otros partidos, incluidos los de izquierda, prosocialistas, los cuales el régimen proscribe, persigue, acosa, calumnia, hostiga, amedrenta y se niega a legalizarlos.
Es el voto del pueblo en cada elección, el que ha de decidir quién es o no la fuerza dirigente.
Obviamente, el PCC fue quien sometió engañosamente a aprobación esta Constitución, aprovechándose de las esperanzas populares por un futuro mejor, que no acaba de llegar, lo cual explica la existencia de un artículo como el quinto, privilegiando a un partido político sobre el resto, cosa que sólo puede decidir periódicamente el voto directo, libre y secreto de los electores, entre candidatos de distintos partidos.
El seguir siendo la fuerza dirigente, no es cosa eterna e inmutable. Se lo tiene que ganar el PCC y es el pueblo quien debiera dar o quitar tal lugar con su voto en cada elección. Claro, en elecciones donde el pueblo haya podido postular y escoger, con candidatos que puedan ser de otros partidos. Si en cada una siguiese siendo ratificado el PCC como fuerza dirigente, entonces si ocuparía legítimamente tal posición y no como hoy, valiéndose del engaño, la usurpación, los privilegios, la explotación, la coacción, la represión y la flagrante violación de nuestra Constitución.
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