lunes, 14 de diciembre de 2009

Inundar Cuba de autos

¿Qué pasaría si Cuba fuese "inundada" de autos?

¿Te imaginas lo que sucedería si el Gobierno cubano permitiese la importación de autos desde USA y el norteamericano exportarlos hacia la Isla, o simplemente que los cubanoamericanos, los ciudadanos americanos o los demás hispanos pudieran enviar de regalo autos de uso a los habitantes (sean familiares o no) de la otrora Perla del Caribe?

En cuanto al número de vehículos por habitante, como en tantos otros indicadores, Cuba se ha rezagado mucho respecto a los otros países del mundo y de América. Probablemente en el continente ocupe el nada grato último lugar, igual que con el acceso a Internet.

Cabe esperar que las mismas voces de siempre, se alcen por los medios que dócilmente les prestan sus micrófonos, a vociferar que tales medidas serían en completo beneficio de los Castro y del régimen y tantos bla, bla, bla más, tal y como acostumbran a decir respecto a todo cambio en Cuba, por mínimo e insignificante que sea, pues a ellos sólo les interesa quitar a los hermanos Castro, aspirando quizás a convertirse en los nuevos amos de nuestra Patria.

Pero obviamente el mayor beneficiado sería el pueblo cubano, privado desde hace décadas del derecho a comprarse aunque sea un auto viejo de uso. Ni regalado lo pueden tener de acuerdo a las leyes actuales, muy impopulares, que Fidel Castro impuso "democráticamente", o sea, dedocráticamente como decimos los cubanos jocosamente y que Raúl todavía no se ha atrevido a derogar, gracias al jueguito a la oposición, para el cual se han prestado no pocos cibernautas y grupitos que dentro de la Isla son los más fieles aliados de quienes en Miami se oponen a todo tipo de mejora en Cuba.

Romper el círculo

Como sabemos, el círculo vicioso es:

1. Fidel no quería cuando tenía todo el mando y tampoco ahora quiere que Raúl haga cambio alguno y se lo advierte, alegando que pone en peligro las "conquistas de la Revolución" (o sea el poder vitalicio de su familia, cual dinastía de reyes sin corona y de la burocracia estatal partidista que lo apoya desde arriba, se beneficia con migajas y participa del poder y la explotación del pueblo).

2. No ostante, Raúl se atreve y hace algunos tímidos y poco esenciales cambios, aunque todos sobre medidas fidelistas muy impopulares y perjudiciales para el pueblo. Esto le gana simpatía en las masas indudablemente.

3. Pero los lidercillos opositores (soñando con verse como presidentes y ministros u otro puestecillo de la "Cuba libre"), bajo las órdenes de los vejetes miamenses (o sus cada vez más escasos descendientes que les secundan), interpretan estos cambios como debilidad, el inicio del derrumbe del muro del Estrecho de la Florida (o como les guste a ustedes llamarles a nuestra réplica del de Berlín).

4. Todo esto da pie a que el todavía Primer Secretario del PCC (y por tanto, según la Constitución, la máxima autoridad del país) le jale cariñosamente las orejas a su también anciano hermanito, diciéndole: "Ves por qué no podemos aflojar" y lanza a las calles a propinar golpizas otra vez (ya sea a las Damas de Blanco o a Yoanis, otros blogueros, roqueros o disidentes) a sus paramilitares brigadas de respuesta rápida, apoyadas por el "pueblo" o sea, quienes tienen o aspiran a cargos en el PCC, UJC, CDR, FMC, CTC, MTT y tantas otras organizaciones "de masas", repitiendo hasta el cansancio las archiconocidas consignas ¿revolucionarias?: "la calle es de Fidel", "Fidel aprieta que a Cuba se respeta" y tantas otras. O sea, como si el mismo "pueblo" pidiera que todo se ponga aún más difícil, para seguir sobreviviendo en aquel dantesco infierno.

Invasión sí, pero de autos y riquezas

¿Pero que pasaría si paulatinamente la vida de los cubanos comenzara a mejorar, si desde el Norte "revuelto y brutal" llegara una invación, no de marines, sino de, por poner un ejemplo, autos?

¿Cuántas esperanzas se abrirían para esos millones de cubanos que jamás han tenido una licencia de conducción, ni han estado al volante? Esos mismos que saben que hasta hoy, tal sueño sólo es realizable "brincando el muro" (o el charco, como decimos en Cuba) y escapando hacia la Yuma.

Esos cubanos que ya ni siquiera en la mayoría de nuestras ciudades se pueden montar en los monstruos rodantes (como les llamara Zumbado a las guaguas u ómnibus), simplemente porque ya no hay ni guaguas en ellas y caminan kilómetros diariamente a pie, o pedaleando en las bicicletas chinas, hasta por las lomas santiagueras, bajo nuestro ardiente sol, o como sardinas en latas en la cama de algún improvisado camión, para ir de una ciudad a otra arriesgándose a morir en los tantos accidentes fatales a los que ya nos acostumbramos como predestinación de pueblo maldito.

Mientras, del otro lado, los líderes del exilio más conservador (o sus voceros), sin salir un minuto del aire acondicionado de sus lujosos coches del año, regordetes de no recordar ya (si es que alguna vez la padecieron) lo que es pasar hambre en Cuba, piden a los flacuchos, tostados del sol y extenuados compatriotas, que secunden consignitas tan ridículas como ilusas, como esa de "Yo no coopero con la dictadura". Claro, desde acá es muy fácil no cooperar. Todos somos excelentes nadadores fuera del agua.

A la maltrecha economía de USA le vendría muy bien que miles de autos, aunque sean de uso, fueran comprados por los cubanoamericanos para regalarlos a sus familiares en la Isla. E incluso que cualquier persona, pueda comprarlo acá, para regalarlo a cualquiera de allá, pues ¿hasta cuándo en la tierra de la libertad se nos va a seguir privando "democráticamente" de nuestros derechos a regalarle a quien nos dé la gana, lo que nos dé la gana, invocando nobles propósitos sin resultado beneficioso alguno?

Medidas como ésta, sin traba alguna, sin condicionamiento alguno, serían de veras muy beneficiosas para los pueblos de ambos países e irían gradualmente propiciando más cambios en Cuba y de mayor importancia.

Ayudar al cubano

Lo más sabio respecto a Cuba es que cada habitante de la Isla pueda comprobar materialmente, en su vida diaria, que el Gobierno y pueblo norteamericano, incluidos los hispanos y cubanoamerianos, somos quienes más les ayudamos de verdad y no el incompetente y caduco régimen que padecen. No con frasesitas y consignitas o sueños quiméricos made in USA, ni embargos o TV invisible, sino con hechos, con bienes, con artículos, con autos, computadoras, celulares, todo tipo de equipos domésticos, dólares...

Que ni el capitalismo es tan malo como nos lo pintan las autoridades cubanas (más del 70% de los habitantes de la Isla nunca ha estado en un país capitalista, no ha vivido esa experiencia como para juzgar por sí mismo) ni quienes vivimos o emigramos para USA somos sus enemigos, ni los queremos matar o exterminar o esclavizar, invadir, someter, ni ninguna de esas tantas patrañas usadas por Fidel para justificar su permanencia en el poder como el "salvador" del pueblo, el único capaz de impedir que Cuba vuelva a ser una colonia (como si fuese una fatalidad) y que sus más fieles aliados de acá, disfrazados de líderes se encargan de repetir de cuando en cuando, para que la TV y la prensa gubernamental cubana intimide a la cautiva población.

Es con medidas positivas, creativas, innovadoras, bien diferentes a lo manido, ineficaz y obsoleto de estas 5 décadas, que desde dentro y fuera, podemos ayudar a un futuro mejor para todos los cubanos.

Buscar en este blog

Mi lista de blogs