sábado, 17 de septiembre de 2011

En Cuba: ¿vía libre a los restaurantes privados?

Algunos de los tímidos y graduales cambios puestos en marcha en Cuba, tienden a favorecer el turismo, el empleo, las mejoras económicas individuales, grupales, locales y nacionales e incluso, que en la llamada economía mixta, crezca la participación de los cubanos y no sólo de los extranjeros.

Un ejemplo de ello son las "paladares", el nombre popular (tomado de una gustada telenovela brasileña) dado en Cuba a los restaurantes no estatales, o sea, particulares o "privados".

Surgidos a inicios del interminable "período especial" (en la década de lo 90), en la era fidelista se les prohibía tener una capacidad mayor a los 12 comensales (aunque no pocos se las arreglaban ilegalmente para atender el doble o el triple simultáneamente).

Al vetusto ex máximo líder no le agradaba nada que le oliera al renacer de una "pequeña burguesía nacional" (clase a la cual suprimió de un plumazo en los 60, luego de prometer reiterada y engañosamente que no lo haría).

Pero el gobierno raulista se ha ido encargando de deshacerse de las múltiples trabas heredadas de su testarudo hermano.

Así, primero elevó a 30 las capacidades máximas admitidas para las paladares y, recientemente, a 50.

En realidad, en esto se debiera suprimir todo tipo de techo, como ya hizo Raúl respecto a los ingresos, que antes tenían un tope con Fidel.

Pero deshacerse de cada una de las barreras (antiguas y nuevas) para el desarrollo económico, es un proceso lento, lleno de temores, fuertemente criticado por el relevado "compañero reflexionista" consejero mayor.

Paso a paso. No se desesperen.

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