Por fin el gobierno cede y autoriza a los carretilleros, o sea, a los proscritos vendedores ambulantes de productos agrícolas, tan típicos en la historia de Cuba y de muchos países.
Esto acontece tras décadas de prohibiciones, presiones, persecusión, acosos, represión, decomisos, despojos, abusos, infundios, detenciones, sanciones, prisiones y toda clase de atropellos en contra de esos cubanos muy humildes y pobres que, con su sudor diario, caminando por nuestras calles un montón de horas, con pesadas jabas o carretillas, triciclos, carretones y artefactos inimaginables, sobrevivieron a todo intento por extinguirlos, revendiendo a los vecinos, en pueblos y ciudades, los productos que la omnipotente economía "socialista" estatal era incapaz de garantizar en la mesa de cada casa.
Foto, cortesía de José F. González. La de un carretonero, a falta de la de un carretillero.
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