lunes, 26 de mayo de 2008

Voluntad popular

El Presidente de Cuba no es electo directamente por el voto popular, según las leyes vigentes. ¿Por qué?

Resulta contradictorio afirmar que alguien se mantiene en el poder porque el pueblo así lo quiere, utilizando otros argumentos como actos masivos en plazas, marchas, etc. y sin embargo, negándose rotunda y reiteradamente a darle el derecho a votar libremente a ese mismo pueblo que llena las plazas, supuestamente porque lo apoya, para decidir con el voto libre, directo y secreto, si de verdad quiere o no que el Presidente continúe en el cargo, por tantos períodos presidenciales como el pueblo desee.

Incluso, en estos casi cincuenta años la boleta pudo tener hasta un único candidato y una sola pregunta con dos respuestas: ¿Deseas que Fidel Castro continúe como Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros? Sí o No. (Lo dicho es aplicable en la actualidad para el sucesor).

La conclusión entonces es que dicho Presidente no estuvo realmente convencido de que gozó, goza y gozará siempre de la aceptación popular. Temía y teme que el resultado en las urnas le sacara de la silla presidencial. Peor aún, que quien la ocupara no fuese tan benevolente con los errores cometidos, independientemente de si hay o no un único partido político.

No obstante, todavía hay quienes creen o fingen creer que quien esté de Presidente en Cuba, aunque no sea por el voto popular, cuenta con el pueblo a su favor. Y si unos argumentos no funcionan ante oídos más favorablemente receptivos, pues se añaden otros, menos el de probar en las urnas tantas veces como sea menester, que es cierto ese apoyo popular.

¿O es que medio siglo y tantos logros en la educación, no han capacitado lo suficientemente bien al pueblo cubano, como para saber escoger adecuadamente quién debe ser su Presidente?

¿Estará la instauración del voto libre, directo y secreto para elegir al Presidente entre los cambios que pondrá en vigor el sucesor?

Con la elección presidencial directa, no es ni la Patria, ni la Revolución, ni el Socialismo quienes habrían estado o estarían en peligro, como se ha tratado de hacer creer al pueblo, sino la permanencia o no en un cargo de alguien que se decía marxista, pero no tuvo nunca en casi medio siglo, la intención de cumplir lo dicho por Carlos Marx respecto a la Comuna de París, como primera experiencia socialista en el poder, en cuanto a que todo dirigente debía ser electo por el pueblo, que también podría revocarlo en cualquier momento y que además, no se le podía permitir continuar ocupando cargos de manera consecutiva, sino que tenía que regresar a su puesto de origen como obrero, campesino, profesional, etc. para evitar así el surgimiento de una nueva clase explotadora, que se perpetuara en el poder.

¿Amnesia, ignorancia o deliberada omisión de este preciado legado marxista?

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