Si la enome inversión en capital humano realizada en Cuba en el último medio siglo se aprovechara, en lugar de frenar a todo costo, la economía cubana se aceleraría, el mercado interno crecería, el desempleo disminuiría, así como la frustración profesional y el desinterés de las nuevas generaciones por los estudios superiores.
Es el mismo capital humano exitoso en la emigración, pero atado de pies y manos en su Patria.
En Cuba los doctores y masters en ciencias, licenciados, ingenieros, médicos y demás profesionales y técnicos están obligados a procurarse la mayor parte de sus ingresos en algo adicional a su empleo oficial.
El salario desde 1990 no les permite ni sobrevivir, o sea, ni adquirir la canasta básica de alimentos, pues sólo dura una o dos semanas y el resto lo cubre lo "otro" que cada cual hace, generalmente de modo semilegal, aunque recientemente haya una reapertura al trabajo por cuenta propia y las pequeñas empresas privadas.
Los profesionales cubanos se ven obligados a buscarse el sustento en actividades muy por debajo de su alta calificación.
Ello es así por las disposiciones absurdas que aún no ha cambiado el actual gobierno raulista, heredadas del aún más arbitrario, represivo, abusivo, impopular y voluntarista gobierno fidelista.
Algunos ejemplos:
La falta de acceso a Internet, lo cual sigue siendo como un privilegio exclusivo de una élite, como si fuese una versión moderna de lo que en la colonia se denominaba "merced de su majestad", manipulada a su antojo por la burocaracia de distintos niveles jerárquicos.
Se mantiene la prohibición absoluta en cuanto a la existencia de clínicas y escuelas privadas (especialmente de nivel superior y en servicios a extranjeros y en el exterior), las cuales no tienen por qué generalizarse, pero sí pudieran significar un reto.
Tampoco permite la existencia de un sector privado en las importaciones y exportaciones, sino que mantiene un monopolio tan absurdo como el que llevó en el siglo XIX a la mayoría de los criollos a decidirse por la independencia y el anexionismo (o sea, a separarse de la explotación de la metrópoli por una u otra vía).
El Gobierno le impide a la mayoría de los profesionales y técnicos cubanos residentes en la isla tener empresas privadas en el exterior, propiedades, inversiones, aliarse y asociarse económicamente con empresas fuera de Cuba, excepto que decidan irse a vivir en otro país, para luego alegar que hay "robo" de cerebros.
Si se apreciaran tales cerebros, si se les facilitase las más diversas oportunidades, si pudieran vivir más acorde con el nivel intelectual, profesional y científico alcanzado, no escaparían.
Esto a la vez merma el flujo de remesas del exterior hacia la Isla.
Se pudieran poner muchos más ejemplos, analizados por tipos de profesiones o de empresas y negocios.
El asunto medular es si este paso será o no dado por el actual gobernante.